viernes

Recuerdos que mienten un poco


Mis sueños siguen siendo el lugar más perfecto para tu figura, tu voz y tu alma.  Son capítulos de una misma serie que se repiten una y mil veces, todas las noches. Y me despierto con la sensación de que volvimos a encontrarnos, a abrazarnos, y a reírnos y abrazarnos de nuevo. Esa sensación de sentirte cerca es la que me hace amanecer con una sonrisa.
Y a partir de ahí, me empeño en recordarte todo el día. Ya no existe dolor, ni rencor ni lágrimas que me vengan a visitar. Quedaste arraigado dentro de mí como algo mágico, que me deja la ilusión de poder acariciar tu alma con sólo recordarte. Y de observar cómo te emocionas al ver la lluvia, el cielo, las nubes, las estrellas, y al pensar y al sentir y al disfrutar, como si fuera ayer.
Pero cada vez es más difícil. Hoy sólo tengo recuerdos de recuerdos, que ya ni sé si son ciertos, o los voy cambiando. Me voy olvidando de algunas partes de la historia. Hago esfuerzos sobrehumanos para recordar los más mínimos detalles de vos. Esos que me encantaba aprenderme de memoria y hoy se intentan esfumar de a poco. El brillo de tus ojos al mirarme. Cada uno de tus lunares. La comisura de tu boca al sonreír. Tus gestos tan tuyos. Tu risa y tu voz. Tu personalidad, tu positivismo y tus historias. Tu pasión por ese equipo de fútbol. Tus sueños, tus miedos. Tus puntos débiles y tus fortalezas.
Es como si un reloj de arena se hubiera puesto en funcionamiento a partir de esa última despedida. Como si a cada minuto que pasa, se fueran borrando cada vez más detalles. Ojalá pudiera retener en mis pupilas tu imagen para toda la vida. Ojalá pudiera abrazarte mucho más fuerte para no dejarte ir nunca más de mi memoria. 

"después el tiempo pasa,
y te olvidas de aquel
barquito de papel."

(J.M. Serrat.)

domingo

No sé si no me gusta más que el rock..

No todos los cuentos tienen un final feliz, ni todas las princesas encuentran su príncipe azul. No todos dicen la verdad, ni todos aprenden de sus errores. No todos los pensamientos útopicos se convierten en acción, ni todos los sueños se hacen realidad. No todas las historias de amor tienen una linda historia, ni todos los caminos conducen al mismo destino.
No estamos obligados a sentir lo mismo, ni a querer o a buscar lo mismo. No estamos obligados a querernos, a cuidarnos el uno al otro, ni a respetar nuestros tiempos.
Y aún así, sin obligación de por medio, planteamos nuestro código secreto. No lo verbalizamos ni lo  demostramos de forma explícita.
Porque si hablamos de mí… mi corazón ya fue citado para declarar ante varios jueces por errores cometidos en el pasado. Mi alma se refugió en cualquier abrazo que pudo callar la canción que narraba esa linda historia de amor. Mi voz se cansó de repartir pedazos de sueños rotos por todos lados. Mis pies se desgataron después de escapar de diferentes caminos que nunca me llevaban al destino deseado. 
Porque si se trata de vos.,.. sé que tu corazón tomo lecciones de amor con la luna, durante noches eternas e interminables. Tu alma se canso de recordar siempre el mismo abrazo, sin poder encontrar alguno que se le asemeje. Tu voz se indignó al dar con tantos oídos sordos que no quieran escuchar el cuento hasta el final. Y tus pies siguen caminando la misma dirección que elegiste desde el principio. 
Pero ya sabes, mi amor, no hace falta volver a la búsqueda de enigmáticas frases que logren tirarnos de un hondazo al mundo real, ni relatar viejos itinerarios de viajes pasados, si los sabemos de memoria. Nuestras miradas y nuestros silencios se hacen cargo de lo que sobra. Nuestras caricias son un pasaje sin escalas al paraíso. Nuestros besos nos mandan de un envión hasta la última estrella de la galaxia. Nuestros cuerpos se atraen como por osmosis. Son un deleite para cualquier espectador. La mejor obra de pasión jamás vista. Una vez arriba del escenario, saben cumplir el rol que cada uno tiene asignado, al pie de la letra. Es la misma función que tantas veces se agoto, que sigue en cartelera. Y al bajar el telón, los rayos del sol nos encuentran abrazados, sin querer despegarnos, sonriendo por el éxtasis compartido.

y un par de rounds de amor con la tele encendida..

lunes

Tu infierno está encantador.

y enloquecer con vos..


Tanto vos como yo somos conscientes de la perfección hecha realidad cuando nuestros cuerpos se abrazan. Como un rompecabezas indesarmable. Mis brazos encajan perfectamente en tu cuello, tus brazos encajan perfectamente en mi cintura. Nuestros sentidos se exaltan, nuestros latidos se aceleran, y son música para nuestros oídos. Viajamos a un mundo paralelo que sólo vos y yo conocemos. Y sé que los dos desearíamos alargar ese momento por siempre.
Tanto vos como yo somos testigos de la magia que inunda nuestras venas, con cada primer beso. Nos callamos por unos segundos, nos miramos fijamente por otros segundos. Ya sabemos lo que viene, ya sabemos cómo sigue, pero igual le damos lugar al bendito silencio. Nunca incómodo, nunca menos inoportuno. Nuestras mentes se nublan, y sólo dejamos que suceda. Pausado, con calma, pero con pasión. Apuesto lo que sea a que no existe conexión similar a la que nuestros labios son capaces de generar. Y repito, sé que los dos desearíamos alargar ese momento por siempre.
Tanto vos como yo sabemos cómo termina. Tanto vos como yo dejamos que pase, no paramos, seguimos sin chistar. Seguimos y no paramos. Bailamos la mejor danza que sabemos bailar juntos, entre las sábanas. Aunque al otro día nos mate la sensación de resaca que nos deja el roce de nuestros cuerpos, corramos el riesgo de sufrir abstinencia hasta el próximo encuentro, y no sepamos como huir para evitar despedidas que nos vuelvan vulnerables.
Ya pasamos por esto. Cantidad de años de idas, vueltas, y más idas. Montones de charlas, peleas, y reconciliaciones. Derroches de palabras, miradas y gestos. Tanto nos conocemos que sabemos cómo va a reaccionar el otro luego de cada pisada. Tanto te conozco que sé distinguir los gritos de amor que me transmite tu mirada cada vez que me miras. Y vos sabes distinguir mis desvíos como estrategia de protección de mi corazón a nuevas heridas que no estoy preparada para recibir. Y yo sé dejar pasar los días exactos hasta que estés listo para volver a encontrarnos. Y vos sabes esperar mis señales cuando yo quiera volver a encontrarte. Y yo sé buscarte, y vos sabes buscarme. Y yo sé que querés y que no. Y vos sabes que me gusta y que no. Y yo sé que te enoja y que no. Y vos sabes que me alegra y que no.
No me importa que alguien más que vos lo sepa, no me importa que nadie lo logré entender jamás, no me importa lo que digan.
Vos estás, y yo estoy, y sólo nosotros podemos decidir nuestro presente.

..porque ni mil botellas al sol
brillan tanto como tus ojos al hacerlo..

domingo

Mientras bailamos tangos fatales...

Siempre preferí saber la verdad, por más que duela. Por miedo a lastimar, a cambiar las cosas, a que se tomen decisiones que no nos gusten, usualmente, las personas tienden, (y me incluyo porque lo he hecho sin desearlo conscientemente), a no mostrar todas las cartas, y a decidir cuál es la verdad que mostramos y cuál no. Desde mi punto de vista, limitamos al otro a poder decidir por nosotros mismos si queremos seguir jugando o no. Siempre se generan especulaciones, ilusiones, expectativas con respecto al otro. Y honestamente lo digo, siento la necesidad de saber siempre la verdad. Por más de que no me guste, de que me duela, de que las cosas cambien. Yo elijo saber la verdad. Todas las personas que me conocen pueden dar fé de esto. Una vez que descubro algo que no sabía, soy capaz de mover cielo y tierra para enterarme de la totalidad de los hechos, detalle por detalle, con puntos y comas incluidos. Puedo pecar de masoquista, egoísta, y hasta podría relacionarlo con mi debilidad por tener todo bajo control, pero soy consciente de esto, y no deseo cambiarlo. Una vez que sé todo, yo veo que hago con ese dolor, y si decido seguir en juego, allá yo, me hago cargo de las consecuencias. No siempre sale bien, lo sé. Mi alma guarda miles de cicatrices, muchas de ellas debido a mis decisiones, erróneas o no, pero que hoy en día dan cuenta de lo que soy y de lo que aprendí. Pueden existir personas que prefieren vivir sólo con su verdad, que no les gusta enterarse de todo lo que sepan que les va a hacer mal. Y lo respeto, te juro. Es su elección no querer enterarse de algo que seguramente los va a lastimar. Porque, seamos claros, si no te lastima, no hay drama de que te enteres, o ¿no? Yo propondría un debate estricto sobre este tema, sobre las elecciones de cada uno, el respeto del otro en cada decisión, en cualquier relación que se vaya a llevar a cabo. Está claro que una vez planteado, no voy a recurrir de nuevo a este tema, yo doy por sentado que me vas a respetar y me vas a decir todo lo que tengas que decirme, sin miedo a que me aleje para siempre. Y doy por entendido que aunque a mí me parezca que tus ojos están rogando a gritos la verdad, te voy a respetar y voy a callarme, salvo que me lo pidas vos.

martes

Y aunque cueste ver el sol..

...seguimos intentando mirarlo con los ojos abiertos. Continuamos en el camino de lograr contemplar su luz sin enceguecernos. Probamos distintas formas cada dia de lograr nuestro objetivo. Nos cansamos, nos angustiamos, nos alejamos y nos volvemos a acercar, pero seguimos intentandolo. No bajamos los brazos, no nos damos por vencidos, no escapamos ni huimos, no plantamos bandera ante el primer riesgo. Y ese es el orgullo que nos recorre las venas, El viento que nos empuja a seguir. El sueño que deseamos cumplir. La motivación que nos llena el alma y nos saca varias sonrisas. La gratitud de saber que no vamos a parar, por más de que las posibilidades de quemarnos cada vez sean más amplias.

miércoles

Picnic en el 4º B

El día de hoy se empecinó por recordarme que existís. No es que lo haya olvidado, no es que no te recuerde de vez en cuando, no es que no me había dado cuenta de lo cerca que estamos. Es sólo que hoy, mi memoria se encaprichó, y me hizo entrar en razón más rápido que otros días. Vivimos en la misma ciudad. Tomamos el mismo subte. Caminamos casi las mismas calles. Nos unen muchas cosas.
Y, sorpresivamente, tu nombre no es único. No, posta que no. Aunque hasta no conocerte no era familiar en mis oídos y mucho menos en mi ámbito personal, últimamente, todos tus tocayos se obstinaron por aparecer ahora, que no estás. Podría enumerar desde clientes en mi trabajo, compañeros de la cotidianeidad, famosos nombrados en las radios o en las revistas, hasta autores que debo leer para la facultad. Sí, todos ellos con el mismo nombre.

¿Y cómo te explico la situación? Escuchar tu nombre, es casi lo mismo que inyectarme tres dosis de algún que otro estupefaciente que hace alertar mis sentidos, latir muy fuerte mi corazón, traer tu imagen a mi mente, apuñalar dulcemente mi alma, adueñarse de mis palabras, y por último, dejarme estúpida unos minutos hasta volver a la realidad. No es la primera vez que pasa. Cada tanto me encuentro con algún hombre que tiene esto en común con vos. Es más, con el tiempo aprendí a evitar sonreír ante el desconocido en cuestión.
Pero hoy, tengo el presentimiento de que estamos más cerca que nunca. Hoy, la certeza de que te voy a encontrar en cada parada de subte, me atormenta. La mera posibilidad de que nuestros cuerpos se crucen en alguna avenida transitada, me pone muy nerviosa. No sé si quiero enfrentarme a esa situación. Meses atrás hubiera dado lo que no tengo por ver tu sonrisa una vez más. Pero hoy, en mi presente, te quiero lejos… y te siento tan cerca. 
Y hago cosas sin sentido. No escucho a los demás, no hablo con nadie. Me cuelgo en el mundo paralelo que transita mi imaginación. Las personas que me rodean me hablan, y yo hago como que escucho, pero en realidad estoy volando. Y cuando bajo de la nube, armó un monologo egoísta, el cual lo digo al pie de letra, para después callarme y no volver a hablar por un buen rato. Me subo a un subte y me bajo inconscientemente en la parada equivocada. No miro a los ojos a nadie en la calle, por miedo a que en alguna de esas caras, me encuentre con tus ojos, y no sepa cómo seguir caminando.

viernes

Que ganen dos

Recorrían por mis venas litros de miedo. Mis pasos eran analizados uno por uno antes de concretarse. No sostenía la mirada más de cinco minutos. Lograba inventarme un mundo de paz, sin ser consciente de su irrealidad. Por momentos, hasta me olvidaba de mi debilidad, y me creía el cuento de que todo estaba bajo control. 
Pero, como en toda historia de amor, el momento que nunca hubiera querido vivir, llegó. Sin anunciarse con tiempo, ni preparándome el terreno para poder salir ilesa una vez más. Cuando me quise dar cuenta, su voz ya se hacía dueña de mis oídos, su pregunta generaba eco en mi interior, y mis lágrimas empezaban a mojar mis oyuelos. Mi garganta anudada no me permitía responder. Aunque, pensándolo bien, no creía saber la respuesta. Toda una vida planeando discursos y buscando soluciones a posibles conflictos, y yo ahí… sin saber que decir. Sus ojos me miraban pero mis ojos escapaban de los suyos. 
Que ilusa que fui. Si hubiera sabido que solo se trataba de buscar las respuestas entre los recuerdos de nuestros días. Si hubiera podido descubrir con mayor rapidez lo cerca que estábamos de la verdad. Si hubiera sabido que solo bastaba con investigar más allá de nuestra sabiduría. Si hubiera podido sentir que tenía sus brazos para obrar de refugio ante cualquier derrumbe de mi ficticia tranquilidad. Si hubiera sabido que no solo existía la posibilidad de un NO. Si hubiera podido ver sus ojos llenos de lágrimas por el simple hecho de ver llorar los míos. Pero no. Me encapriché en llorar a viva voz, me sentí débil, me sentí acorralada ante tantas preguntas. Me sentí en un callejón sin salida, negada de tanta angustia, imaginando que la única solución era escapar y no volver a pisar nunca más ese edificio. La tristeza se apropió de mi ser. No quería estar ahí. No quería seguir escuchando preguntas. No quería responder. Pero tampoco quería aceptar la verdad. Había llegado hasta acá pensando en la fuerza que me caracterizaba. Y en realidad, no era fuerza, sino negación al conflicto, a la realidad, a lo concreto. Evadir no era ser fuerte. Escapar no era ser fuerte. Huir no era ser fuerte. Ser fuerte significaba afrontar los problemas, hacerse cargo de lo que sucedía, y seguir adelante intentando llegar a una solución. Yo, la “persona fuerte”, no tenía ni un gramo de fuerza o la fuerza me estaba tomando el pelo. “Basta nena, jugá tus cartas de una vez”, me dijo la voz de mi consciencia. 
Entonces me animé. Y respondí lo que me salió en ese momento. Y obtuve más preguntas. Y pude responderlas, a mi tiempo. Y también pregunté, no me callé nada. Yo también tenía incertidumbres, dudas y planteos. Yo también quería saber. Ya no me importaban las posibles respuestas. Ya estaba lista para cualquier negación o afirmación. Ya estaba todo jugado. Ahora faltaba ver quien ganaba.
Para cuando reaccioné, sus abrazos me envolvían, sus palabras me hipnotizaban, y sus ojos me encandilaban. Se refutaban una a una mis hipótesis, el miedo se iba alejando con cada beso, y la ilusión volvía con cada caricia. Y las lágrimas también volvieron, pero como consecuencia de una inexplicable felicidad. Esa felicidad que se traduce en nuestras sonrisas cada mañana. Esa felicidad que se refleja en un claro empate, sin trampas ni ventajas.

miércoles

Que monopolizes mis deseos

Que mis manos jueguen con tu pelo. Que tus piernas se enreden con las mías. Que no encuentre mejor escondite que estar entre tus brazos. Que tu espalda sea mi refugio más seguro. Que tus labios me lleven al paraíso. Que tus caricias me derritan. Que el delirio de tu voz conquiste mis oídos. Que tus manos recorran el camino del deseo. Que mis manos persigan su instinto. Que el roce de nuestros cuerpos nos hagan perder la noción del tiempo. Que nuestra danza termine embriagandonos de placer. Que la pasión nos convierta en testigos y cómplices únicos de este infierno. Que me haga adicta al calor que desprende tu cuerpo. Que tu sonrisa busque complicidad en mi mirada. Que al final, tu abrazo me haga volar. Que me envuelvas con el brillo de tus ojos. Que juguemos a las escondidas entre las sábanas. Que me robes la almohada. Que me dejes dormir en tu pecho. Que al amanecer, el sol nos descubra abrazados. Que no nos importe el despertador. Que ya no sienta que es invierno, si estoy a tu lado.

viernes

Secreto

"No te pido que me lo cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e irrenunciable excepción, aquellos de los que dependa tu vida, tu futuro, tu felicidad, ésos quiero saberlos, tengo derecho, y tú no me lo puedes negar."

"José Saramago", ídolo eterno de la literatura.

domingo

Combate

"Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras."

José Martí.



Y TODAS LAS RUINAS ENTRAN A BRILLAR,
ES TU SUEÑO QUIEN LLEVA LOS HILOS.
Y LLORAR DE NUEVO YA NO TE HACE MAL,
Y UN DOLOR TE MANTIENE AHORA EN VILO.