Mis sueños siguen siendo el lugar más perfecto para tu figura, tu voz y tu alma. Son capítulos de una misma serie que se repiten una y mil veces, todas las noches. Y me despierto con la sensación de que volvimos a encontrarnos, a abrazarnos, y a reírnos y abrazarnos de nuevo. Esa sensación de sentirte cerca es la que me hace amanecer con una sonrisa.
Y a partir de ahí, me empeño en recordarte todo el día. Ya no existe dolor, ni rencor ni lágrimas que me vengan a visitar. Quedaste arraigado dentro de mí como algo mágico, que me deja la ilusión de poder acariciar tu alma con sólo recordarte. Y de observar cómo te emocionas al ver la lluvia, el cielo, las nubes, las estrellas, y al pensar y al sentir y al disfrutar, como si fuera ayer.
Pero cada vez es más difícil. Hoy sólo tengo recuerdos de recuerdos, que ya ni sé si son ciertos, o los voy cambiando. Me voy olvidando de algunas partes de la historia. Hago esfuerzos sobrehumanos para recordar los más mínimos detalles de vos. Esos que me encantaba aprenderme de memoria y hoy se intentan esfumar de a poco. El brillo de tus ojos al mirarme. Cada uno de tus lunares. La comisura de tu boca al sonreír. Tus gestos tan tuyos. Tu risa y tu voz. Tu personalidad, tu positivismo y tus historias. Tu pasión por ese equipo de fútbol. Tus sueños, tus miedos. Tus puntos débiles y tus fortalezas.
Es como si un reloj de arena se hubiera puesto en funcionamiento a partir de esa última despedida. Como si a cada minuto que pasa, se fueran borrando cada vez más detalles. Ojalá pudiera retener en mis pupilas tu imagen para toda la vida. Ojalá pudiera abrazarte mucho más fuerte para no dejarte ir nunca más de mi memoria.
"después el tiempo pasa,
y te olvidas de aquel
barquito de papel."
(J.M. Serrat.)
y te olvidas de aquel
barquito de papel."
(J.M. Serrat.)