Tengo miedo, insisto, mucho miedo. Y el miedo me juega una mala pasada. Tengo tanto miedo que no sé como manejarlo. El miedo me paraliza, no me deja avanzar, ni retroceder. No me deja continuar. El miedo me saca todas las fuerzas, saca a la luz mi lado más débil, y me muestra lo poderoso que es. Y no se cansa. Y va a volver a atormentarme las veces que sea necesario para demostrarme que yo no puedo contra él. No se cansa, estoy segura. Y me ahoga en recuerdos que no quiero recordar, y me absorbe toda la calma que junté mientras no me visitaba. Y no va a parar. Sé que no va a parar. No se va cansar de venir a divertirse con mi mal estar. No se va a dar por vencido. Pero yo tampoco. Aunque pierda lágrimas, aunque pierda fuerzas, aunque pierda mi equilibrio y no pueda controlarme, yo tampoco me doy por vencida.
1 comentario:
Uf... el miedo. Soy de la idea de que a lo único que hay que temerle es a eso, al miedo. Porque no solo que nos paraliza, sino que al hacerlo nuestra vida se detiene en un momento del pasado del cual no podemos ni sabemos y lo peor de todo... ni QUEREMOS salir.
Pero uno sigue, aunque parezca que perdimos todas las fuerzas. Uno sigue. Sigue porque en el fondo esperamos que haya una luz, tenue, pequeña.. pero que existe, y viene con una fuerza que aún desconocemos, pero esperamos y deseamos que un día esa luz encandile al miedo y vuelva a nacer ese que fuimos alguna vez.
Ojalá no pase tanto tiempo hasta ese día :)
PD: Hablando de Peter Pan, te recomiendo "Si Peter Pan viniera" de Ismael Serrano
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