Te abrazaría lo más fuerte posible. Fuerte, bien fuerte. Tan fuerte, que se me cansarían los brazos. Que alcanzaría para calmar el dolor que mi alma quiere gritar, y todavía no encontró los oídos ansiosos que quieran escucharla tan dulcemente como vos. Que no me darían ganas de soltarte nunca más. Que te darían ganas de no dejarme sola, de no abandonarme, de acompañarme como antes. Me alejaría de vos solo un segundo para ver tu sonrisa contagiosa, y te volvería a abrazar, fuerte. Bien fuerte, para convencerme de nunca volver a perderte. Me haces muchísima falta, y nadie se da cuenta. Nadie lo nota. Nadie lo sabe. Nadie sabe cuánto te necesito hoy.