- Quiero cambiar el mundo.
Ella levantó la vista. Le clavó la mirada en sus labios intentando deletrear letra por letra lo que había escuchado. Le dio otra pitada a su cigarrillo. Él sonrió tímidamente. Ella volvió su mirada al piso. Él busco sus manos. Intentó acariciarla. Ella separó sus manos de las de él. Las apoyó contra sus rodillas, y escondió su cara entre ellas. Él le acarició el pelo. Ella esquivó cada caricia. Improvisaron un silencio incómodo. Él quería ser claro. Ella había comprendido. Él sería capaz de volver a decirlo. Ella tenía miedo de que eso sucediera. Ninguno de los dos era consciente de lo que pensaba el otro. Él pensó que ella nunca lo entendería. Ella pensó que él nunca la entendería. Él intentó abrazarla, ella esquivó el abrazo. Indignado se puso de pie, dispuesto a marcharse. Ella lo agarró de la mano, impidiéndole avanzar. Él la miró fijamente, ansioso por escucharla hablar. Ella le soltó la mano, no pudo pronunciar nada de lo que en ese momento hubiera querido. Él se dio vuelta y comenzó a caminar. Ella siguió sus pasos con la mirada, pero no tuvo fuerzas para pararlo. Él dobló en la esquina y se perdió para siempre en la oscuridad de esa noche de invierno. Ella buscó su celular, y escribió un mensaje que nunca envió.
- Ya cambiaste el mío.
2 comentarios:
"Ya cambiaste el mio".
Ojala ella lo hubiera frenado antes de que el se marchara, el final quizás seria de a dos o no hubiera existido un final..
Besito
Hermoso.
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